Cancún, el corazón turístico de Quintana Roo, se ha convertido en un punto focal de acciones para mantener la seguridad y combatir los crecientes delitos de alto impacto.
Los retenes de seguridad, gestionados por la Secretaría de Seguridad ciudadana han sido vistos como un escudo vital contra la marea de criminalidad que acecha en la región.
Estos operativos, implementados en puntos clave de la ciudad, han sido esenciales no solo para vigilar que los conductores cumplan con la ley, sino para desenmascarar a criminales, vehículos con antecedentes sospechosos y actividades vinculadas al crimen organizado.
¿Qué se busca?
Erradicar la presencia de delitos violentos, desde los robos a plena luz del día hasta las sombras del narcotráfico.
Pero los retenes, a pesar de ser bastiones de protección, no han escapado de la controversia.
Ciudadanos y turistas han cuestionado su rigor y efectos colaterales.
Sin embargo, las autoridades defienden su postura: “La seguridad no es opcional, es una necesidad urgente”, aseguran
Con el aumento de la violencia en las calles y enfrentamientos de alto perfil, los retenes son una señal inequívoca de que Cancún no bajará la guardia.
Las fuerzas estatales y federales están más decididas que nunca a mantener la paz, aun si eso significa adoptar medidas estrictas que provoquen incomodidad temporal.
¿Un paseo bajo el sol? Sí, pero con la garantía de que hay un ojo vigilante en cada esquina.